Los leucocitos son células sanguíneas relacionadas con las defensas de nuestro organismo. Se pueden dividir en dos grandes grupos: granulocitos y agranulocitos.

La sangre está formada por plasma, una porción acelular, y los denominados elementos figurativos, que constituyen la parte celular. Esta última porción está formada por tipos de células: glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas.
Los leucocitos, también llamados glóbulos blancos, son células incoloras que actuar principalmente en la defensa del cuerpo, protegiéndolo contra organismos invasores y desencadenando respuestas inmunes. Los leucocitos se producen en la médula ósea, donde la mayoría también madura. Desde allí, se transportan a través de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo junto con otras células sanguíneas. La cantidad normal de glóbulos blancos por milímetro cúbico de sangre en una persona adulta es de 4.000 a 10.000.
Podemos dividir los leucocitos en dos grandes grupos: granulocitos y agranulocitos. El primer grupo tiene gránulos de forma irregular en el citoplasma y el núcleo. Debido a la forma de sus núcleos, estos tipos de leucocitos también se denominan polimorfonucleares. Los agranulocitos, por otro lado, no tienen gránulos y tienen un núcleo con una forma relativamente regular.
Los granulocitos se clasifican en tres tipos diferentes: neutrófilos, eosinófilos y basófilos. Los agranulocitos pueden ser de dos tipos: linfocitos y monocitos. A continuación se muestra una breve descripción de cada uno de estos tipos de células:
GRANULÓCITOS
Neutrófilos – Son glóbulos blancos que tienen núcleos formados por dos a cinco lóbulos y tienen dos tipos de gránulos en el citoplasma: gránulos específicos y azurófilos. Tienen la capacidad de salir intactos del interior de los vasos sanguíneos (diapedese) e invaden los tejidos para defender nuestro organismo. Son los encargados de fagocitar a los organismos invasores, como las bacterias, siendo importantes para la respuesta innata.
Eosinófilos – Son células que tienen gránulos que se tiñen al usar eosina y un núcleo con dos lóbulos conectados por un filamento. Su función principal es fagocitar el complejo antígeno-anticuerpo. Estas células aumentan cuando el paciente tiene reacciones alérgicas o infecciones parasitarias.
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Basófilos – Son células que presentan gránulos más grandes que los de los neutrófilos y eosinófilos y un núcleo grande, de forma irregular que se asemeja a la letra “S”. Su función es liberar histamina y heparina, actuando, respectivamente, en las respuestas alérgicas y previniendo la coagulación de la sangre.
AGRANULÓCITOS
Linfocitos – Son pequeños y tienen un gran núcleo circular y un papel importante en la respuesta inmune. Estas células se pueden clasificar en dos tipos principales: linfocitos B y linfocitos T.
Linfocitos B – Estas células se originan y terminan su maduración estando aún en la médula. Cuando se activan, se diferencian en células plasmáticas, cuya función principal es la producción de anticuerpos.
Linfocitos T – Los linfocitos T reciben este nombre porque completan su maduración en el timo. Este grupo de células se diferencia en dos clases: CD8 + o citotóxicas y CD4 + o auxiliares. El primer grupo mata las células infectadas, mientras que CD4 + está relacionado con la activación de linfocitos B y macrófagos.
monocitos – Son células grandes que tienen un solo núcleo en forma de riñón. Estas células realizan diapédesis y caen en el tejido conectivo, donde se convierten en macrófagos, células con alto poder fagocítico.
Curiosidad: El examen en el que se realiza el recuento total de leucocitos y el recuento diferencial de cada uno de sus tipos se denomina leucograma. Este procedimiento está indicado cuando quieres conocer respuestas sobre infecciones y alergias, por ejemplo.
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Por Ma. Vanessa dos Santos