A inmunidad es el mecanismo de defensa del cuerpo contra sustancias extrañas (antígenos). El sistema inmunológico es el sistema responsable de desencadenar este proceso de defensa y así mantener el equilibrio y buen funcionamiento del organismo.
A inmunidad pueden clasificarse de varias formas, entre ellas podemos destacar las inmunidad innata, presente en individuos sanos; y el inmunidad adquirida, que ocurre después del contacto con un agente invasor y es específico contra ese agente. Para tener una buena inmunidad, es importante, por ejemplo, la presencia de un alimentación saludable.
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Tabla de contenidos
¿Qué es la inmunidad?
Inmunidad son los mecanismos utilizados por el organismo como respuesta contra sustancias extrañas presente en el cuerpo. Es desencadenado por el sistema inmunológico, que actúa acción de la célula de defensa y por la producción de anticuerpos (proteínas producidas en respuesta a la presencia de antígenos), que actuarán contra ciertos antígenos.

La inmunidad es esencial en defensa del cuerpo contra diversas enfermedades causada por agentes químicos o biológicos, y así mantener la homeostasis. Además de proteger, prevenir la aparición de enfermedades, la inmunidad puede evitar que una enfermedad progrese y actúa en la identificación o destrucción de células extrañas, dañadas o mutadas. Aún así y de esta manera, la inmunidad ayuda a prevenir el cáncer.
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Clasificación de inmunidad
La inmunidad se puede clasificar en:
- Innato: el individuo nace con este tipo de inmunidad, y siempre está presente en individuos sanos. Actúa con rapidez, impidiendo la entrada de microorganismos y combatiendo aquellos que logran entrar en los tejidos del huésped. Está representado por barreras físicas, químicas y biológicas; por células especializadas como macrófagos, neutrófilos y células dendríticas; y por moléculas solubles como citocinas, quimiocinas y proteína C reactiva (PCR, proteínas producidas principalmente por células hepáticas en casos de infecciones bacterianas).
- Adquirido: ocurre después del contacto con un agente invasor, por ejemplo, virus y bacterias, y es específico contra ese agente. Después del contacto, ocurren una serie de eventos que desencadenan la activación de ciertas células, así como la síntesis de proteínas. La inmunidad adquirida se puede dividir en humoral (principal mecanismo de defensa contra microorganismos, está mediado por anticuerpos producidos por linfocitos B) y en Teléfono móvil (Promueve la destrucción de los microorganismos presentes en los fagocitos, o células infectadas, y está mediada por linfocitos T). Las inmunidades humorales y celulares actúan juntas en la defensa del cuerpo.
La inmunidad también se puede clasificar en transferencia activa, pasiva y adoptiva, como veremos:
- activo: después de la exposición a un determinado microorganismo o toxina producida por él, el cuerpo busca formas de combatirlo. Este tipo de inmunidad es adquirida por el organismo por una enfermedad o por vacunación, presentando así un “recuerdo”;
- Pasivo: el individuo recibirá anticuerpos listos para combatir ciertos antígenos. Este tipo de inmunización puede ocurrir transfiriendo anticuerpos de la madre al feto o administrando anticuerpos, a través del suero, al paciente.
- Transferencia adoptiva: se produce por la transferencia de células del sistema inmunológico, por ejemplo, a través de una transfusión de sangre.
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Sistema inmunológico
El sistema inmunológico está formado por células conocidas como glóbulos blancos (leucocitos y linfocitos), tejidos hematopoyéticos (médula ósea, responsable de la producción de células de defensa) y órganos (ganglios linfáticos, bazo y timo) que actúan en el defensa del cuerpo.

Además de proteger contra los agentes que causan enfermedades, como virus, bacterias, hongos y protozoos, el sistema inmunológico defiende al cuerpo contra el cáncer, ya que puede identificar células extrañas, como los mutantes, y destruirlos. Para obtener más información sobre este importante sistema corporal, visite: Sistema inmunológico humano.
Tipos de respuestas inmunitarias
Vacunación por producción de anticuerpos se llama respuesta inmune. Ocurre cuando el organismo identifica la presencia de un antígeno y de dos formas:
- Respuesta inmune primaria: el cuerpo libera anticuerpos específicos contra un antígeno particular en el plasma sanguíneo a los pocos días de su exposición;
- Respuesta inmunitaria secundaria: el cuerpo eleva aún más la concentración de anticuerpos en la sangre. Esta respuesta se produce en una nueva exposición al mismo antígeno. Este mecanismo está relacionado con la memoria inmunológica, en la que las células que ya han producido anticuerpos contra un antígeno en particular retienen esta información y la vuelven a producir, incluso más rápido, cuando detectan la presencia de ese mismo antígeno.
¿Qué es la inmunidad baja?
Para que el cuerpo pueda protegerse a sí mismo, su respuesta inmune debe estar adecuadamente modulada. Sin embargo, algunas enfermedades (como SIDA), disfunciones (como diabetes), uno nutrición inadecuada y el uso de ciertos medicamentos pueden contribuir a una disfunción inmunológica y, por lo tanto, el cuerpo es más susceptible a las infecciones.
Esta disfunción se conoce popularmente como baja inmunidad. Por tanto, es importante detectar qué lo está desencadenando y tratar de revertir esta situación, buscando garantizar la defensa del cuerpo, así como su equilibrio.
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¿Cómo mejorar la inmunidad?

Como se dijo, un nutrición inadecuada puede interferir con la modulación de las respuestas inmunes en el cuerpo. Por eso, es importante tener una dieta rica en vitaminas, comiendo siempre frutas y verduras. Los alimentos ricos en cobre, magnesio y zinc también son importantes para la inmunidad y están presentes, por ejemplo, en huevos, mariscos, nueces, nueces, almendras, hígado, plátanos y espinacas.
Además de una dieta saludable, para mantener el cuerpo protegido, es importante práctica de actividades físicas. Para obtener un resultado eficaz, debe realizar al menos 30 minutos al día de estas actividades. Además, la realización de actividades que evitar el estrés puede ser un gran aliado para un sistema inmunológico fuerte.