El reino de las arqueas representa un pequeño número de especies procariotas y unicelulares. Las arqueas viven en hábitats peculiares.

El Reino – o Dominio – Archaea (del griego – viejo viejo, en portugués – arquea) incluye un pequeño número de especies procariotas y unicelulares, generalmente microscópicas. Antiguamente pertenecían al reino de Monera, debido a estas tres características mencionadas. Sin embargo, con los avances en la ciencia, se notó que este grupo es más similar a los seres eucariotas que a las bacterias mismas.
La membrana citoplasmática es muy similar a la de las eucariotas, ya que contiene fosfolípidos, estos en una cadena lineal, con enlaces tipo éster. Como ocurre con las bacterias mismas, el cromosoma es generalmente único y circular.
Las arqueas tienen una característica muy llamativa, que concierne a su hábitat: viven en ambientes extremos, casi incompatibles con la presencia de seres vivos; como en géiseres y volcanes (termófilos extremos); lagos ácidos y altas concentraciones salinas (halófitas extremas); pantanos, o el tubo digestivo de ciertos animales, que producen metano (metanogénico). Se cree que este hecho se debe a la antigüedad del grupo, y a los pocos cambios que sufrieron sus representantes a lo largo del tiempo, ya que en la Tierra primitiva se encontraban tales condiciones.
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Las Archeas pueden vivir en ambientes extremos como los volcanes.
En cuanto a la estructura, estos organismos pueden presentar espirales, en forma de cocos, palitos, comas, o incluso sin forma definida. La pared celular de estos individuos, cuando está presente, siempre está desprovista de peptidoglicano. Sin embargo, esto varía ampliamente según la especie, lo que indica que el antepasado podría no tener paredes.
Curiosidad: Los investigadores creen que las arqueas pueden representar hasta el 34% de la biomasa procariota de las aguas costeras poco profundas de la Antártida.
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Por Mariana Araguaia