El sudor es producido por las glándulas sudoríparas y su función principal es controlar la temperatura corporal, evitando el sobrecalentamiento.

La temperatura del cuerpo humano suele estar entre 36 ° C y 37 ° C, cuando se mide por la boca. Esta temperatura aumenta en días muy calurosos o cuando hacemos ejercicio. A pesar de la variación, la temperatura nunca puede subir demasiado, ya que esto podría Causar graves daños al funcionamiento del organismo.
Para evitar un aumento exagerado de la temperatura, nuestro cuerpo dispone de varios mecanismos termorreguladores. Uno de estos mecanismos es la producción de sudor por glándulas sudoríparas.
Las glándulas sudoríparas están ubicadas en la dermis, pero su conducto corre hacia afuera, atravesando así la epidermis. Estas glándulas producen sudor según el estímulo que les llega por el fibras nerviosas simpáticas del sistema nervioso autónomo. Se estima que, en un ambiente caluroso, una persona puede perder hasta tres litros de sudor por hora.
El sudor está formado por una solución acuosa que contiene iones como sodio y potasio, urea, amoniaco, ácido úrico y una pequeña porción de proteína. Dada su composición, es posible ver que, además de regular la temperatura corporal, el sudor se encarga de eliminar los productos tóxicos.
Controlar la temperatura mediante el sudor no solo está ligado a su eliminación. Para que baje la temperatura, el sudor debe evaporarse, ya que es entonces cuando la superficie del cuerpo se enfría.
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→ Hiperhidrosis
La producción de sudor suele ser mayor en los días calurosos y durante el ejercicio. Sin embargo, algunas personas eliminan grandes cantidades de esta sustancia sin que estos factores estén presentes. Esta condición se llama hiperhidrosis y se caracteriza por la presencia de glándulas sudoríparas hiperfuncionantes.
Una persona con hiperhidrosis, en la mayoría de los casos, tiene sudoración excesiva en áreas como axilas, palmas, plantas de los pies, ingle y cara. La presencia de grandes cantidades de sudor puede causar problemas vergonzosos y, por lo tanto, afectar directamente la calidad de vida de una persona.
El tratamiento de la hiperhidrosis se puede realizar de varias formas, como el uso de medicamentos que impidan el funcionamiento de las glándulas sudoríparas o, incluso, con antitranspirantes. Cuando estos procedimientos fallan, se pueden realizar técnicas como la iontoforesis, que usa electricidad para detener temporalmente el funcionamiento de la glándula, la toxina botulínica o procedimientos quirúrgicos.
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Por Vanessa Sardinha dos Santos