A médula ósea es un tejido que se encuentra dentro de huesos largos y esponjosos y tiene la función de producir glóbulos rojos, leucocitos y plaquetas. Se puede dividir en dos tipos, médula ósea roja y amarilla. El rojo, rico en glóbulos rojos, se encarga de la producción de glóbulos, y el amarillo es rico en tejido adiposo y no produce glóbulos.
médula ósea tiene numerosas células madre – células con gran capacidad de diferenciación, pudiendo producir diferentes tipos de tejido. Por lo tanto, la médula ósea se puede utilizar en trasplantes para tratar diversas enfermedades, como algunos tipos de leucemia.
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Tabla de contenidos
¿Qué es la médula ósea?
Médula ósea, conocida popularmente como «médula ósea», Es un tejido de consistencia líquido-gelatinosa, presente dentro del canal medular de los huesos largos, como el fémur, y en las cavidades del hueso esponjoso que se encuentran, por ejemplo, en el extremo de los huesos largos y en las regiones más centrales de los huesos irregulares y Huesos planos.
La médula ósea tiene la función de producción de elementos de sangre figurados, es decir, glóbulos, como:
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Glóbulos rojos o glóbulos rojos: responsable de transportar oxígeno en el cuerpo.
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Linfocitos o glóbulos blancos: células de defensa.
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Plaquetas: fragmentos derivados de células de la médula ósea llamados megacariocitos. Las plaquetas actúan en la coagulación de la sangre y ayudan a reparar los vasos sanguíneos, evitando así la pérdida de sangre.

Células madre
En la médula ósea también están presentes las llamadas células madre pluripotentes, células indiferenciadas que dan lugar a dos tipos de células:
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células linfoides: dar lugar a linfocitos;
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células mieloides: forman glóbulos rojos, granulocitos, monocitos y plaquetas.
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Las células madre se dividen dando lugar a células hijas llamadas células progenitoras multipotentes. las células progenitoras se dividen y pueden originar nuevas células progenitoras o células llamadas precursoras o blastos. Sin embargo, las células precursoras solo dan lugar a células sanguíneas.
Las células madre pluripotentes tienen baja actividad mitótica, dividiéndose para mantener únicamente su población, mientras que las células progenitoras y precursoras tienen alta actividad mitótica, produciendo así una gran cantidad de células diferenciadas y maduras.
Por ejemplo, una médula sana produce alrededor de 3×109 glóbulos rojos / kg / día. Es de destacar que, además de las células sanguíneas, la médula ósea tiene células madre que pueden transformarse en cualquier tipo de tejido. Se han realizado varios estudios para el uso de estas células en el tratamiento de enfermedades, por ejemplo, en la sustitución de tejidos lesionados. Para obtener más información sobre estas importantes células de nuestro cuerpo, lea: Células madre.
Tipos de médula ósea
La médula ósea puede ser de dos tipos, roja y amarilla.
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Médula ósea roja: consta de células reticulares asociadas con fibras de colágeno. Es responsable de la producción de glóbulos, y su color rojo se debe a la gran presencia de glóbulos rojos.
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Médula ósea amarilla: se caracteriza por la gran presencia de células adiposas, lo que le da un color amarillento, y no produce glóbulos. Sin embargo, este tipo de médula todavía retiene algunas células madre, por lo que en algunos casos de hemorragia, intoxicación o incluso irradiación, puede volver a producir células sanguíneas.
En los recién nacidos, solo se observa médula ósea roja, y se reemplaza por amarilla a lo largo de los años. El individuo adulto tiene principalmente médula ósea amarilla, el rojo está restringido a algunas regiones, como:
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Transplante de médula osea
La médula ósea, como se mencionó, es responsable de la producción de los llamados elementos figurados de la sangre. Por tanto, el trasplante de este tejido puede ser indicado para el tratamiento de algunas enfermedades de la sangre, como leucemias y linfomas.
El trasplante se realiza vía reemplazo de la médula ósea enferma con células normales de la médula ósea, para reconstituir una médula ósea sana. Las células utilizadas en el trasplante son células madre hematopoyéticas, responsables de la producción de células sanguíneas. También se pueden encontrar en el cordón umbilical o incluso en el torrente sanguíneo.
Las células utilizadas en el trasplante se pueden obtener mediante los métodos que se presentan a continuación, y el médico indicará el mejor método para cada tipo de paciente.
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Quirúrgico: el proceso se realiza en el quirófano, donde se anestesia al donante y se extrae la médula del interior de los huesos pélvicos mediante punciones con agujas. Después de una semana, el donante puede reanudar sus actividades normales.
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Aférese: durante cinco días, el donante usa un medicamento que aumenta la cantidad de células madre que circulan en la sangre. Pasado este período, se realiza el procedimiento de donación. Mediante una máquina de aféresis, se extrae sangre de la vena del donante, se separan las células madre y se devuelven los elementos sanguíneos que el paciente no necesita. Para realizar este procedimiento, no es necesaria la hospitalización ni el uso de anestesia.
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Cordón umbilical: después del nacimiento, el cordón umbilical se sella con fórceps y se separa del bebé. La sangre que queda en el cordón y la placenta se drena y luego se procesa. En este proceso, las células madre se separan y preparan para su congelación. Pueden permanecer congelados durante varios años, hasta que se necesiten para un trasplante.
Para realizar el trasplante se requiere un donante de células madre. Puede ser el propio paciente (autotrasplante) u otro individuo (alotrasplante). El médico indicará el tipo de donante necesario para cada tratamiento.
No caso de trasplante alogénico, el donante se elige según el nivel de compatibilidad del material sanguíneo con el receptor. El donante puede ser alguien de la familia, sin embargo, si no hay ninguna coincidencia dentro de ese núcleo, se puede buscar en una base de datos de donantes: el Registro Nacional de Donantes Voluntarios de Médula Ósea (Redome).
Registrarse y convertirse en posible donante, es necesario acudir a un centro de sangre, llevándose un documento de identificación con foto, donde se recogen sus datos y 5 ml de sangre para exámenes. Se realiza la prueba de histocompatibilidad (HLA) y el resultado, con sus datos personales, se incluye en el Redome.
Se cruza la información genética del donante y los pacientes, y, cuando hay un paciente compatible, se te consulta para confirmar si quieres donar, luego se hacen nuevas pruebas para realizar el procedimiento.
Es importante resaltar que para poder registrarse es necesario:
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Tener entre 18 y 54 años;
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Gozar de buena salud en general;
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No tiene ninguna enfermedad infecciosa transmitida por la sangre.
Obtenga más información sobre este procedimiento que salva vidas accediendo al texto: Trasplante de médula ósea.